¿Qué piensan los niños y niñas luego de un año fuera de las aulas?

Tras más de 13 meses de la suspensión de clases presenciales, niñas, niños y adolescentes de diferentes zonas de Ecuador cuentan cómo se sienten sin ir a la escuela.

Ana María Castro
¿Qué piensan los niños y niñas luego de un año fuera de las aulas?
UNICEF/ECU/2021/
21 Abril 2021

El viernes 13 de marzo de 2020, hace poco más de un año, fue la última vez que las aulas recibieron la alegría y presencia de los más de 4.4 millones de niños y niñas entre 3 y 17 años que están inscritos en el sistema educativo ecuatoriano. 

Desde entonces, la mayoría de escuelas del país permanecen cerradas a causa de la pandemia por COVID-19, mientras que centros comerciales, espacios de entretenimiento, restaurantes, bares, gimnasios, entre otros, reanudaron actividades. 

¿Quiénes son los afectados? Los niños, niñas, adolescentes y sus familias han sufrido las principales consecuencias del cierre, en especial quienes viven en condiciones de pobreza, no cuentan con internet, quienes tienen discapacidad, son migrantes o son mujeres.  

Desde UNICEF abogamos para que las voces de niños y niñas sean escuchadas y se tome en cuenta su opinión frente al cierre de escuelas y otras decisiones que afectan su bienestar. 

Conversamos con algunos niños, niñas y padres de familias de diferentes zonas y contextos del país, para conocer su experiencia durante este año y consultar su opinión frente a la posibilidad de un regreso voluntario a las aulas de clase.

Jeremy, 14 años

Recinto Papayal, Comunidad Tortuga, Provincia de Esmeraldas

¿Cómo puede cambiar la vida de un niño que vive en zona rural cuando no va a la escuela? Jeremy, de 14 años, cuenta su experiencia. “Antes, cuando iba a la escuela, dividía mi tiempo en estudiar y recoger cacao. Ahora me paso todo el día recogiendo cacao, y eso no es fácil”, dice el adolescente de 14 años.

Al no tener acceso a internet, Jeremy se encuentra cada ocho días con su profesora para recibir sus deberes. Para poder verla debe caminar y montar a caballo por varias horas.

Cuando asistía a la escuela, la abuela de Jeremy adquirió una pequeña vivienda cerca de la escuela, para que pudiera estudiar. Con la suspensión de clases presenciales, volvieron a la finca de la familia, en la comunidad Tortuga, en la provincia de Esmeraldas, un lugar retirado donde no tiene contacto con nadie más. “Quiero volver a la escuela porque no me veo con mis amigos. La única casa que hay es la de nosotros. No hay nadie allá adentro”, concluye Jeremy.

UNICEF Ecuador

Joselyn López, 19 años.

Equinoccio, Putumayo - Provincia de Sucumbíos.

Para Joselyn, estudiar en casa durante la pandemia ha sido todo un desafío. La única manera de tener contacto con sus profesores es a través del celular. “Los maestros nos mandan los deberes por WhatsApp pero es difícil entender lo que hay que hacer. Cuando estábamos en estudio presencial sabíamos lo que tocaba hacer, cuál era el procedimiento, todo era más fácil de entender. Me gustaría volver al colegio, pero aplicando todas las medidas de seguridad".

El trabajo doméstico también ha aumentado para Joselyn, ya que al no ir a su colegio, dedica más tiempo a las tareas del hogar, a cuidar a su hija de tres meses y ayudarle a su esposo con los cultivos de yuca, plátano y caña.

En Ecuador, un 5,1% de niñas y adolescentes abandonan sus estudios para atender tareas domésticas y 4,8% debido al embarazo en la adolescencia, ninguna de estas causas se da en el caso de los hombres.

UNICEF Ecuador

Leani, 13 años

Recinto Partidero, Comunidad Las Cumbres, Provincia Esmeraldas

Para poder estudiar durante la pandemia, Leani debe salir con su madre en un recorrido de seis horas a caballo. “A veces el trayecto puede extenderse hasta siete horas, todo depende del clima. A veces salimos de madrugada y otras veces salimos en la tarde”, explica la niña.

Leani agradece poder reunirse con su maestra Carmen cada ocho días. La adolescente hace parte del programa de Nivelación y Aceleración Pedagógica (NAP), un programa dirigido a niños y niñas con rezago escolar de más de dos años. Durante la emergencia por COVID-19, los docentes de este programa se encuentran semanalmente con sus estudiantes para hacerle seguimiento a su aprendizaje. 

“Lo bueno es que la profe me explica todo. Me explica el paso a paso de cómo debo hacer los deberes, pero lo malo es que ya no tengo compañeros con quien jugar, con quien compartir como lo hacía antes”, dice la joven esmeraldeña.

UNICEF Ecuador

Sebastián, 11 años.

Quito, Provincia de Pichincha 

A pesar de que Sebastián vive en la ciudad de Quito, donde hay mayor acceso a conectividad, él no cuenta con internet, porque su familia pasa por una difícil situación económica y no puede asumir el costo. Para recibir las clases debe acercarse hasta una de las ventanas de su casa para conectarse a la red de un vecino. En muchas ocasiones no le funciona el internet y no puede subir sus deberes en la plataforma, lo que le ha generado algunos inconvenientes con su maestro. 

“Estudiando en casa se me ha dificultado la asignatura de matemáticas. Quisiera aprender más. En mi casa solo me mandan mis deberes y no me explican lo suficiente. En cambio, en la escuela, los profesores nos enseñan y pueden poner todo en el pizarrón. Extraño mucho ir a la escuela”, dice Sebastián.

UNICEF Ecuador

Lidia Caice,

Madre de familia

Comunidad Gabarra de Cantagallo, Parroquia Sansahuari, Provincia de Sucumbíos

Como madre soltera y cabeza de hogar, Lidia asegura que continuar con la educación de sus hijos durante la pandemia no ha sido sencillo. Especialmente porque ella tiene que trabajar a diario y muchas veces no puede apoyar a sus hijos con los deberes. 

“Yo no estoy en casa. A veces no sé ni qué harán. Sí quisiera que regresen pronto a las escuelas porque yo no tengo el conocimiento de los profesores para enseñarles. Al menos acá en el campo, no hemos sufrido de pandemia y no nos golpea como en las ciudades", comenta Lidia.

UNICEF Ecuador

Elisa, 8 años 

Quito, Provincia de Pichincha

Elisa vive en Quito y se conecta con sus amigos y docentes a través de una plataforma virtual. Aunque no tiene problemas de conectividad, sí extraña compartir con sus amigos y a su profesora. "Me encantaría volver a la escuela. Lo más importante es regresar de manera segura, usando mascarilla, con distanciamiento de un metro, lavándonos las manos y usando alcohol", dice la niña de 8 años.

UNICEF Ecuador