Mamás y papás deben apoyar el aprendizaje de las y los adolescentes en el hogar

¿Qué hacer? ¿Cómo ayudarlos? son preguntas que cuatro panelistas expertos respondieron en un webinar de la serie #unicefencasa

UNICEF Bolivia
Bolivia webinar aprendizaje 12 15 años
UNICEF Bolivia/2020
31 Mayo 2020

La pandemia de COVID-19 y la cuarentena causa en cada familia múltiples emociones, las condiciones materiales de estudio varían en cada hogar, el acceso a internet y el contar con dispositivos necesarios: computadora, laptops, celulares o tablets es un desafío, pasa lo mismo con lo urbano y rural, pero pese a esa complejidad, “el aprendizaje debe continuar”, concluyen los expertos.

Las mamás y papás están asumiendo los procesos educativos de sus hijas e hijos debido a la pandemia de COVID-19, la cuarentena y medidas de emergencia sanitaria impide que 2.8 millones de niñas, niños y adolescentes (NNA) bolivianos retornen a labores escolares desde el nivel inicial hasta el secundario.

Tres expertos coincidieron en señalar la importancia y carácter clave del rol de los progenitores en la educación en el nuevo contexto que plantea la pandemia. Estos conceptos se analizaron  en el webinar “Aprendizaje y educación en familia: Adolescentes de 12 a 15 años”, que se desarrolló el pasado 30 de mayo de 2020 bajo la conducción de Lina Beltrán, Jefe de Educación de UNICEF Bolivia.

“Los padres se han convertido en el brazo derecho y fundamental de los profesores”, aseguró el psicólogo Carlos Larraín. “Es fundamental el rol de los padres (…) es importante que ante un hecho histórico inolvidable (como la pandemia) tomen esta coyuntura desfavorable como una gran oportunidad”, añadió el también psicólogo Rodrigo Ayo.

Mientras que Elizabeth Machicao, psicóloga y directora de la Casa del Adolescente, añadió que “los padres son figuras de apoyo y confianza” en la educación de sus hijos e hijas por lo que deben actuar de forma creativa.

El aprendizaje debe continuar

Ayo enfatizó que, pese a todas las dificultades sociales, económicas, políticas, económicas, tecnológicas e incluso emocionales la educación deben continuar y más bien el escenario del COVID-19 es apropiado para que los progenitores se conviertan en orientadores de sus hijas e hijos.

Para Machicao está claro que mamás y papás no son profesores, no conocen herramientas pedagógicas y viven con muchas preocupaciones en mente, no conocen todas las materias de estudio; sin embargo, les queda trabajar estrategias para estar en contacto personal con sus hijas e hijos, “tener paciencia” y escucharlos ya que lo que hagan los progenitores marcará la vida de los adolescentes. Es importante también planificar rutinas, espacios de diálogo para establecer responsabilidades de cada miembro de la familia, sabiendo que pueden cometerse errores, pero si hay reflexión las dificultades contribuirán al aprendizaje.

Larraín considera que los padres no pueden apoyar a sus hijos sin antes evaluarse a sí mismos emocionalmente, porque el estado emocional cobrará factura de la relación con los hijos y de pareja, esto es para “reinventarse, es reconocerse, armar las piezas de la vida familiar que se desordenaron (por el COVID-19), estamos distantes de nuestros hijos?” y así replantearse la vida de forma creativa. En esa misma línea, Ayo complementó: “(en esta cuarentena) ¿Qué ven los hijos de nosotros los padres? ¿Qué les estamos mostrando?”.

Machicado recomendó a los padres y madres encontrar tiempos para ayudarles, y desarrollar habilidades como la escucha activa, actuar con ternura, tener firmeza, pero con generosidad, sentido del humor, poner límites sin dejar de establecer responsabilidades tareas y actividades y jamás etiquetar, afirmar que el hijo “no sabe nada”, más bien darles su tiempo para que aprendan de acuerdo con su individualidad.

Añadió que los adolescentes también están estresados, ansiosos, solitarios, con depresiones o jugando todo el tiempo video juegos, para ellos no estar con sus pares en el colegio afecta su estado de ánimo y sus visiones referenciales o de identidad con su grupo etario. Como un aspecto positivo de lo que sucede y para respaldar lo dicho: “muchas familias han aprendido a ser familias (por el reencuentro de sus integrantes)”.

Sobre el rol de los profesores, en el webinar se mencionó que debe valorarse todo su esfuerzo para continuar pasando clases, pero sin  padres de familia, maestros y las propias unidades educativas este nuevo proceso de educación “no funcionará”.

Choques e impactos emocionales

Los expertos sostuvieron que al interior de cada miembro de cada familia se “taponean” las emociones, las que en algún momento pueden chocar de forma múltiple entre toda la parentela configurando un tiempo difícil para todos, pleno de emociones con reacciones que se busca sean normales en un contexto anormal. Y en esta realidad muy poco se habla de la emergencia de lo subjetivo, donde los vínculos y lazos están cambiando, donde el encierro repentino fue un golpe muy fuerte que desnudó la fragilidad del ser humano, y ahora hay que recomponer y mejorar el tejido social.

Contextos heterogéneos

Otro de los temas en el que coincidieron los expertos son las diferencias de acceso a la tecnología en cuanto a costos del servicio y la disponibilidad de  computadores, celulares, tablets y otros en el hogar. Pero también existen asimetrías entre lo urbano y rural y, obviamente, económicas y sociales. Esto sin contar el tipo de familia (ampliadas, nucleares, monoparentales), pero además la habitabilidad que no siempre ofrece espacios adecuados a la educación o que se puedan compartir.

“No existen redes virtuales de apoyo para las familias y la educación desde casa necesita de un presupuesto (adicional), la compra de celulares es un costo, algunas familias  o no tienen ni una computadora, tal vez (no tengan) ni energía eléctrica, mucho menos acceso a internet”, complementó  Larraín.

Competencias vitales

Ayo describió un contexto en el cual papás, mamás, profesores, todos están preocupados por la educación de niños y adolescentes, pero son los padres quienes se quedaron sin plan alternativo y es inevitable que se den conflictos en el proceso educativo. “Los profesores jamás pensaron que tendrían que cambiar su forma de enseñar pasando de lo presencial a lo virtual, mientras que los alumnos tienen que familiarizarse con todo tipo de herramientas para mantener el contacto, enviar sus tareas, ser evaluados”.

Para el psicólogo Ayo, es importante que los padres y madres se pregunten “¿Qué competencias aprende mi hijo con el colegio en casa?” porque son destrezas que les ayudarán en el futuro, entorno laboral y dificultades de vida en este nuevo contexto. Ayo señala que tanto o más importante que los contenidos académicos, es que asimilen y trabajen competencias vitales como: resiliencia o manejo de la dificultad en la vida (saber enfrentar y levantarse, hacerse más fuerte), entender y manejar las emociones, empatía, compañerismo y solidaridad, trabajo en equipo, flexibilidad y adaptabilidad, conocimiento tecnológico, autonomía y responsabilidad, creatividad (respuestas novedosas), aprendizaje autodidacta, gestionar la frustración y el aburrimiento.

Información importante

  • El impacto del COVID-19 en la educación es enorme, según la UNESCO más del 90 % de la población estudiantil ha sido afectada, 1.500 millones de personas que son la población estudiantil no va más a centros de desarrollo infantil, escuelas y universidades.
     
  • En Bolivia son 2.8 millones de niños, niñas y adolescentes  inscritos en el sistema educativo del nivel inicial, primaria y secundaria que no pasan clases desde el 17 de marzo.
     
  • El Ministerio de Educación y UNICEF Bolivia lanzaron en marzo la guía para madres y padres titulada: “¿Qué hacer para que nuestras hijas e hijos sigan aprendiendo cuando no pueden ir a la unidad educativa ante el brote de enfermedad por Coronavirus COVID-19?”, este documento brinda orientaciones prácticas  para el establecimiento de rutinas educativas y herramientas que promueven la continuidad del aprendizaje por grupos de edad.
     
  • 188 países cerraron sus escuelas y sólo la mitad promueve la educación a distancia.
     
  • La decisión sobre el retorno a clases debe tomarla cada gobierno nacional, a menudo en colaboración con las autoridades locales. Deberán tener en consideración la salud pública, los beneficios y los riesgos para la educación, así como otros factores. El interés superior del niño será el elemento primordial de estas decisiones. Para ello, se deberán utilizarán los mejores datos disponibles, pero el modo en que se realice variará de una escuela a otra.

La reapertura de las escuelas debería estar acorde con la respuesta sanitaria global de cada país a la COVID-19 para proteger a los estudiantes, profesores, empleados y a sus familias.

Algunas de las medidas prácticas que pueden tomar las escuelas incluyen lo siguiente:

  • Escalonar el comienzo y el cierre de la jornada escolar
  • Escalonar las horas de comer
  • Mover las aulas a espacios provisionales o al aire libre
  • Crear turnos para reducir el número de alumnos por clase
     
  • El agua potable y las instalaciones de saneamiento e higiene constituirán una parte esencial para reabrir las escuelas de forma segura. Las administraciones educativas deben examinar las opciones para mejorar las medidas de higiene, incluido el lavado de las manos, el protocolo (por ejemplo, toser y estornudar sobre el codo, en vez de cubrirse con la mano), el distanciamiento físico, los procedimientos de limpieza de las instalaciones y la preparación de alimentos en condiciones de seguridad. El personal administrativo y los profesores también deberán formarse sobre cómo llevar a cabo el distanciamiento físico y las prácticas de higiene en la escuela.