La lucha contra el cólera en Yemen

Un brote de cólera en Yemen ha tensado aún más la situación del ya fracturado sistema de salud del país

Por Rajat Madhok
UNICEF Yemen/2016/Madhok
25 Octubre 2016

SANÁ, Yemen, 25 de octubre de 2016 – Para Um Arafat, de 35 años, las cosas no podrían ir peor. Cuando llevó rápidamente a su hijo de seis años al hospital ante la sospecha de que tuviera cólera, a esta madre de siete hijos le diagnosticaron también la enfermedad y la ingresaron en la habitación de al lado. Frágil y desorientada, trata de relatar lo que le ocurrió a su hijo. Su hija permanece a su lado y la ayuda a terminar las frases cuando a ella le faltan fuerzas para hablar.

“Hace dos semanas, mi hijo, que ya estaba muy débil, tuvo diarrea líquida. Ya había tenido diarreas así antes”, explica, haciendo una pausa para tomar aire. Su hijo Arafat la observa con unos ojos pálidos que reflejan claramente su malestar.

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Um Dhia está sentada con su hijo Dhia, de un año, que se está recuperando del cólera. Un brote de esta enfermedad ha asolado Saná y otras partes del país.

Al otro lado del pasillo, otra madre, Um Dhia, cuida de su hijo de un año. “Eran las cuatro de la mañana cuando, de repente, mi hijo empezó a hacer diarrea. Unos instantes después se puso muy pálido y los ojos se le pusieron en blanco. Pensé que se iba a morir. Lo llevamos rápidamente al hospital”, recuerda. “Gracias a Dios, mi hijo se está recuperando. El primer día le cambié de pañal 20 veces. Hoy solo se lo he cambiado una vez, de momento”, cuenta la madre con los ojos humedecidos y juntando las manos en señal de gratitud.

Un brote de cólera en Yemen era lo último que necesitaba este país asolado por un conflicto, aunque también era de esperar, dado el frágil estado del sistema de salud. Hay más de 600 instalaciones de salud fuera de servicio, y muchas de las que están en funcionamiento tienen poco personal o trabajan bajo mínimos.

“Si los niños no reciben a tiempo un tratamiento adecuado para la enfermedad, pueden morir”, sostiene la doctora Najwa Al Dheeb, Oficial de salud y nutrición para UNICEF en Saná. “Estamos abasteciendo a los hospitales y las instalaciones de salud de todo el país con sales de rehidratación oral, fluidos intravenosos, kits para tratar la diarrea y formación para el personal, de modo que los niños ingresados por cólera puedan recibir tratamiento de inmediato”.

UNICEF Yemen/2016/Madhok

Los voluntarios van casa por casa por todo Saná distribuyendo kits de higiene y asesorando a las familias sobre los modos de prevenir el cólera.

Un grupo de jóvenes voluntarios van casa por casa por la zona de Sawan, en el centro de Saná, distribuyendo los kits de higiene de UNICEF y asesorando a las familias sobre los modos de prevenir el contagio del cólera. Trabajan con la Fundación para el Desarrollo y la Respuesta de Yemen, una ONG local que colabora con UNICEF. Los voluntarios señalan cada hogar que visitan para llevar un registro de las personas a las que han atendido.

“En nuestro plan de prevención del cólera nos estamos centrando en esta comunidad porque es aquí donde se han confirmado 11 casos”, explica Mohammed, Oficial de agua, saneamiento e higiene de UNICEF y responsable de las labores de respuesta. Explica que su estrategia se divide en tres partes: “Primero, cloramos todas las fuentes y los tanques de agua para que esta sea segura. Al mismo tiempo, distribuimos a las familias kits de higiene que incluyen jabón, detergente y bidones, entre otros. Finalmente, vamos casa por casa explicando a las familias cómo se contagia el cólera y cómo pueden prevenirlo.

En las dos últimas semanas se han confirmado al menos 18 casos de cólera en todo el país, la mayoría de ellos en Saná, la ciudad con más densidad de población de Yemen. También se han registrado casos en el sur y el centro del país. En medio del conflicto y la inestabilidad, UNICEF y sus aliados siguen proporcionando ayudas para las instalaciones de salud y las comunidades.

Contener el cólera es la prioridad de la agencia dedicada a los niños. Si se produjera una escalada en el brote, muchos niños como Arafat, de seis años, volverían a caer en el horror y el dolor de las etapas de esta enfermedad, y algunos de ellos no sobrevivirían.

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